La cuchara de Dieter
Lectura previa: Omit the Unimportant
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Después de leerme varias veces el artículo de Dieter Rams Omit the Unimportant, me asalta una duda, algo que me intriga muchísimo:
¿Cómo será su cuchara de cocina?
Para visualizarla empiezo por imaginarme cómo es su cocina, seguramente blanca, con ligeros tonos de gris, fría, aséptica, fácil de limpiar..
Todo aquello que requiera un uso puntual estará almacenado, al igual que los platos, que no se sacan hasta el momento justo y necesario en el que hay que servir la comida para llevarla a la mesa.
Habrá pocos utensilios de cocina a la vista: los justos, ni uno más ni uno menos.
Seguramente varios cuchillos: uno cebollero, uno para deshuesar, uno pelador, uno para el pan… o no, a lo mejor sólo uno, ¿es realmente necesario tener más de un cuchillo?
Tal vez haya una espumadera para cuando Rams se hace unos huevos fritos, perfectamente redondos, por supuesto. Ésta me la imagino de silicona, para evitar rascar el fondo de la sartén.
Hay moldes en Amazon para hacerse unos huevos Dieter, viéndolos en un plano cenital recuerdan a la clic-wheel del iPod.
Pero llega el momento de imaginarme la cuchara con la que remueve la sopa en una amplia tartera.
Las formas, perfectas, el peso, totalmente equilibrado en relación a su mango, pero ¿el material?
Conociendo la obra de Rams inevitablemente me la imagino de metal o de silicona. Es lo lógico, lo funcional, lo útil, lo que la hará duradera.
Probablemente ésta no sea la cuchara favorita de Rams.
Una cuchara de madera, por el contrario, se estropeará rápidamente y su porosidad permitiría que las bacterias se acumulasen en su superficie, que además se agrietaría con el paso del tiempo.
Descarto entonces la madera.
Eso sería lo que utilizaría una abuelita en su hogar a orillas del Rin para hacerle una fantástica sopa caliente a sus nietos cuando van a visitarla los domingos. Comfort food.
¿A dónde quiero ir con esto? A que, bajo mi punto de vista, hay ciertas elecciones de diseño que no son lógicas pero que contribuyen al significado de un objeto.
La cuchara es un ejemplo, pero imagínate cocinar en un espacio cálido, en el que las especias son ramos frescos desordenados en un florero. Sería muy diferente a hacerlo en uno en las que están perfectamente almacenadas en pequeños tarros de cristal ordenados alfabéticamente.
La elección del entorno es personal y el entorno condiciona aquello que creas/produces.
Francis Bacon en su estudio. Carne de Marie Kondo.
Me parece un poco pretencioso por parte de Rams que aborde el diseño desde una óptica totalmente funcionalista y, directamente, obvie que lo estético y lo funcional derivan de lo cultural… y que hay vida más allá del funcionalismo germánico.
En el texto, Rams expone que los productos deben estar bien diseñados y ser tan neutros como sea posible, dejando espacio para la auto-expresión de aquellos que los usan. ¿Pero acaso precisamente los usuarios no compran cosas por aquellos rasgos que diferencian a un producto de otro?
¿Qué pasa cuando elementos puramente estéticos (a priori innecesarios) forman parte del posicionamiento del producto o ayudan a que el usuario conecte con ellos?
La estética cyberpunk en los ordenadores gaming es totalmente accesoria, si bien sirve para ayudar a que los usuarios sientan que forman parte de una comunidad.
Las guitarras con formas extravagantes son parte fundamental de la estética del metal extremo. Igualmente, para crear sentimiento de pertenencia a un grupo.
Estas guitarras realmente expresan “quiero ser tu amigo” entre los metaleros.
La Fender Telecaster o el Fender Precision son instrumentos con un diseño calificado de “perfecto” que continúa invariable desde los años 50. ¿Significa eso que todos los demás instrumentos similares sobran?
En el momento en el que lo accesorio ayuda a un usuario a sentir que es parte de un grupo o, por qué no, simplemente por disfrutar de algo que le produce placer sensorial, ¿no lo convierte en algo útil y funcional?
Como bien dice Otl Aicher en the world as design: “Acquiring a product today is a piece of self-demonstration“.
Si seguimos los criterios de Rams, el esqueumorfismo del primer iOS no parece ser buen diseño, sin embargo era esencial para que los usuarios asociaran que podían desarrollar actividades del mundo físico en el mundo virtual. Aún podemos ver vestigios de esa tendencia en productos profesionales de Apple como Logic Pro X. ¿Son realmente necesarias en el 2021 las bandas de madera para indicar que estamos ante una mesa de mezclas?
Vestigios de esqueumorfismo en Logic Pro X (año 2021).
El producto se posiciona, el usuario también.
Si todo estuviera diseñado según lo que Rams califica de buen diseño sólo haría falta una variedad de cada producto, no existiría la elección personal de los usuarios según sus preferencias culturales/emocionales… la falta de opciones nos llevaría a un diseño comunista.
Con esto quiero llegar al punto de que el diseño no tiene que ser perfecto desde un punto de vista objetivo y analítico, si no que hay muchas cualidades en la imperfección. Y éstas aportan al producto.
Justo en el texto Rams critica el hecho de utilizar diseño innecesario como expresión del diseñador en vez de la expresión del producto, pero ¿acaso el minimalismo propio de Rams no deriva de su propia expresión creativa y condicionamiento cultural?
Además, ¿quién define lo que es importante: el usuario o el diseñador?
Con esto no estoy defendiendo un diseño 100% centrado en las apetencias de los usuarios. Al fin y al cabo, no me acuerdo quien decía (creo que era Henry Ford) que si hiciera lo que la gente quería, hubiera atado más caballos a un carro y no hubiera creado el coche.
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Después de todo esto me imagino a Dieter cocinando huevos duros en vez de fritos (son más funcionales).
